Paso a paso
Ponemos el agua y la sal en un cazo en un cazo grande.
Cuando rompa a hervir, incorporamos la harina de golpe.
Añadimos la pimienta y, con una cuchara, removemos la mezcla, a fuego lento, hasta lograr una bola homogénea que se pegue a la cuchara.
Retiramos la masa del fuego y dejamos que enfríe añadiendo los huevos, uno a uno, sin parar de remover, hasta que se integren perfectamente a nuestra masa. ¡Ojo! No añadiremos el segundo huevo hasta que veámos que el primero está complentamente integrado.
Después, añadimos las quisquillas pequeñas fritas y seguimos mezclando bien.
Con dos cucharillas, vamos formando bolitas de masa dejándolas caer sobre una sartén o freidora con el aceite caliente.
Freiremos los buñuelos con cuidado y en pocas cantidades. Al principio, se quedarán al fondo y, a medida que se vayan haciendo, empezarán a flotar.
Cuando estén dorados, los sacamos para ponerlos sobre una bandeja cubierta de papel absorbente.
Tip extra: Serviremos los buñuelos recién hechos con nuestra guarnición de pipirrana bien fría.